Historia

Historia

En muchas playas de la larga costa chilena, especialmente las más alejadas o reservadas, ha habido y hay personas que practican nudismo en forma espontánea, no regulada ni organizada. Muchos turistas extranjeros buscan espacios donde practicar nudismo en forma segura y regulada, pero no existe aún un desarrollo turístico establecido a nivel de sus requerimientos.

La historia registra varios lugares en que se ha intentado regularizar esta práctica, pero no se ha logrado articular acuerdos con las autoridades y entidades involucradas para obtener un permiso basado en el mutuo compromiso y convivencia.

El primer registro de nudismo social, en común y organizado en Chile radica, en la costa de Horcón (a 160 km de Santiago), centro de atracción de la corriente hippie durante la década de los ’60. La playa de Cau Cau fue por años el lugar preferido de quienes disfrutaban de la naturaleza y el mar al desnudo.

Sin embargo, la irrupción de complejos turísticos acabó con la privacidad del área. La coyuntura obligó a esos nudistas originarios y a una comunidad que ha ido creciendo con el tiempo a emigrar y buscar otros sitios apropiados para sus actividades, derivando finalmente en Playa Luna, hasta hoy el único centro nudista permitido en el país.

En 2001, los naturistas logran su primer hito: un fallo de la justicia les permitió funcionar en Playa Luna, luego que una sentencia decretara que la práctica organizada de su cultura no implicaba una “ofensa a la moral y las buenas costumbres”, el añejo subterfugio con el que siempre se les acosó. Desde esa fecha que los naturistas nacionales se reúnen en Playa Luna, en la Comuna de Puchuncaví.

En 1994, un camping de San Pedro de Atacama promocionó la posibilidad de desplazarse desnudo por su interior. La reticencia de la comunidad local obligó a suspender el proyecto.

Hubo un plan para habilitar la Playa Corazones en Arica en 1998, pero no se concretó; hubo otro intento en Los Ángeles, donde un complejo familiar de un matrimonio alemán ofrecía la opción de disfrutar de la naturaleza desnudo, sin lograr atraer a la comunidad nudista.

En Quintero también se insinuó la posibilidad de instalar otro centro, luego que el alcalde de la comuna, admitiera que una iniciativa en ese orden podría ser materia de estudio. Pero nunca se discutió efectivamente un proyecto de una playa nudista autorizada en la comuna.

Pichilemu es otro lugar donde se ha manifestado alguna intención de instalar la segunda playa nudista permitidas del país. No obstante, luego de estudiar la normativa vigente, antes de tomar una determinación, eventualmente se consultaría a los habitantes del balneario para que sean éstos los que decidan la creación de un centro nudista.